martes, 21 de julio de 2009

Curar homosexuales...

“¡Dios los ama profundamente!, él no tiene distingos”, exclama el clérigo

“Curar” la homosexualidad es una pretensión equiparable a la política oficial indigenista, que proponía hacer mestizos a los pueblos originarios con el afán de integrarlos a la sociedad, argumenta Raúl Vera, obispo de Saltillo, Coahuila.

En entrevista para NotieSe, Vera cuenta que en el VI Encuentro Mundial de las Familias –realizado por el Vaticano en enero de 2009 en la Ciudad de México– conoció a los integrantes de Courage Latino, quienes se acercaron para exponerle cómo “podían ayudar” a las personas que “sufren por su atracción al mismo sexo”. El prelado contestó a uno de los líderes del grupo: “usted está igual que las políticas indigenistas. (Es decir), mientras no seas tú como yo, no te voy a admitir… Están partiendo de que el homosexual es un enfermito, un ser disminuido”.

Así como la visión de los pueblos indígenas debe respetarse, las y los diversos sexualmente no pueden ser considerados con prejuicios de superioridad- inferioridad. No son seres patológicos, resume el dominico.

“No promuevo la homosexualidad, sino la dignidad humana”
Sobre el cuestionamiento que recientemente hicieron las autoridades eclesiásticas al libro Iglesia católica y homosexualidad, y a su autor, el cura Raúl Lugo –quien rechaza la homofobia con y sin sotana–, el titular de la Diócesis de Saltillo destaca que el sacerdote yucateco es un biblista “serio”, interesado en contextualizar histórica y culturalmente los hechos narrados en la “Sagrada Escritura”, los cuales, “muchas veces los agarramos literalmente como los fariseos, y se los aventamos encima a los homosexuales”.

Don Raúl -como le dicen sus feligreses-, estuvo en la VIII Semana Cultural de la Diversidad Sexual organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Vino a la Ciudad de México para dejar claro que él no “promueve el homosexualismo”, como suelen criticarle algunas voces dentro de la Iglesia, sino “la dignidad de la persona”, a la luz del Evangelio de Jesús, quebrantador de los esquemas de su época.

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