miércoles, 21 de septiembre de 2011

jueves, 15 de septiembre de 2011

Fragmento de la novela "Heterocity" (sobre Levítico)

("Heterocity", disponible en Amazon y en Amazon UK)

“Dejando aparte las consideraciones sobre lo que significa la
palabra traducida como ‘abominación’ en la Biblia”, dijo por fin,
“no podemos descontextualizar el escrito, y debemos tener bien
presente que el ‘pueblo escogido’ era, en el momento en que se
comenzó a gestar esta serie de normas en sus más antiguas expresiones,
un pueblo nómada, y en el momento en que se comienzan
a escribir con intenciones de darle una forma definitiva, una población
recién asentada que quería hacer borrón con el pasado y
empezar a hacer bien las cosas, distinguirse y sobresalir del resto
por sus costumbres y esmerarse en mantenerse puro y santo, o
como lo dice el comentarista católico del Levítico, Roland J. Faley
en el libro Comentario Bíblico ‘San Jerónimo’, ‘enseñaba a los israelitas
la necesidad de una santidad incontaminada en todos los aspectos
de su vida’. Cabe decir, por cierto, que nunca lo logró. ‘El
Levítico’, dice el mismo comentador, ‘es obra de muchas manos
ocupadas durante siglos en adaptar los preceptos mosaicos a una
época posterior’. Hay que considerar, pues, que si la Biblia fuese un
referente moral absoluto para la conducta del ser humano, entonces
deberían seguirse absolutamente todos sus preceptos, y no solo
algunos, a conveniencia de quien malacostumbra a juzgar las con-
ductas ajenas. Pero Levítico es un libro de leyes abolidas desde hace
mucho tiempo en cuanto a la práctica religiosa y aplicación de las
mismas en la vida cotidiana. Como se dice en Tito 1:14-15: ‘y no den
oídos a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de
la verdad. Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos
e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están
corrompidas’.
Sus mandatos obedecían a la necesidad de un pueblo
concreto en un tiempo concreto y por razones concretas. Estaban
destinadas a un pueblo recientemente nómada, como ya dije,
necesitado de crecer y de multiplicarse luego de su asentamiento; y,
por supuesto, ciertas prácticas sexuales, como la masturbación y la
homosexualidad generalizada (y nótese que no hablo de los homosexuales
en sí, sino de la práctica de actos homosexuales, incluso
por heterosexuales), no eran actos que propendían precisamente a
ese ejercicio de multiplicación y crecimiento poblacional, que para
el caso de este pueblo, en esta circunstancia, era un asunto prioritario.
Como tampoco convenían, por la misma razón, prácticas
insalubres que pusieran en riesgo a la población o la diezmara. Por
lo que las medidas tomadas tendían, entre otras más, a crear las
mejores condiciones posibles de salubridad y de hábitos sexuales
para, como pueblo, crecer sano, unido y rápidamente. En este contexto
debemos buscar la razón de ser del Levítico.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Declaraciones misóginas de pastora evangélica obligan a La Prensa a emitir pronunciamiento

Ante la polémica causada por dos artículos en donde se cita a una autodenominada pastora evangélica que usa un supuesto título de psicóloga para amparar su adoctrinamiento basado en lo de siempre: la peligrosa manipulación bíblica con interpretaciones arcaicas y literalistas, La Prensa Gráfica ha tenido que pronunciarse al respecto (puede seguirse los links hacia los referidos artículos al final de dicho pronunciamiento), manifestando: "estamos conscientes de que el tratamiento periodístico no fue el más adecuado". Esto sucede cuando las creencias, que pertenecen al ámbito de lo privado, intentan hacerse pasar por leyes y normas generales, invadiendo así el orden público de lo civil y legal, y los derechos de las personas, su dignidad y su libertad. Lo mismo que sucede cuando se usa la Biblia para condenar y agredir a las personas LGBTI.