domingo, 22 de abril de 2012

Como ratas, en el silencio de la oscuridad y mientras todos duermen, la mezquindad y el odio de unos pocos han tramado, una vez más, dar un golpe muy bajo para mantener sitiados los derechos de las personas lgbti en El Salvador.
Haciendo uso de sus intrigas y triquiñuelas, de su ruindad y sus componendas politiqueras, estas ratas del odio y la malignidad, que públicamente se pellizcan el rostro de tanto santiguarse, movieron pitas y lazos oscuros, de espalda a todos, para bajo la mesa cometer, quizá no una ilegalidad (porque de poder, se puede) sino una bajeza jurídica, una ruindad de procedimientos (porque se pueda, no significa que se deba, si uno tiene un poco de honor, respeto y dignidad propia), para, como dije, mantener sitiados los derechos de toda una comunidad.
¿Qué sucedió?
Antecedentes: Existía un proyecto de reforma constitucional, fraguado por exactamente los mismos personajes, para prohibir en la Constitución el matrimonio entre personas del mismo sexo. Esta reforma fue aprobada por los grupos conservadores (en realidad, grupos retrógrados) y hasta el aval de los grupos de izquierda, de la Asamblea Legislativa pasada (período 2007-2009); sin embargo, como se trata de un proyecto de reforma constitucional, requería ser ratificada ya no por mayoría simple sino por mayoría calificada por la actual Asamblea Legislativa (período 2009-2012). En El Salvador el órgano legislativo está compuesto por 84 diputados, y la mayoría simple se logra con 43 votos, mientras que la mayoría calificada para ratificaciones de leyes de este tipo se obtienen con al menos 56 votos. Pues bien: hubo un primer intento de ratificar la  reforma en los primeros meses del período legislativo 2009-2012, y el intento falló, no logró los votos suficientes; razón por la cual la reforma pasó a archivo y no podía discutirse nuevamente hasta pasado algunos meses. Curiosamente, hace apenas dos meses, con un bombardeo mediático homofóbico sin precedentes, justo antes de las elecciones para el siguiente período legislativo (que iniciará el 1 de mayo de 2012 y que concluirá el 30 de abril de 2015) se volvió a lograr un dictamen favorable y a votar por la ratificación de la reforma, y de nueva cuenta no logró la mayoría calificada requerida. Legalmente, la reforma ya no tendría más tiempo para volverse a discutir y someterse a votación porque tendría que ir a archivo; sin embargo, como una primera estrategia para poder volver a votar días después por la misma reforma, mientras hacían presión mediática por convencer a los contrarios, impidieron que fuera a archivo. No obstante, se lo pensaron mejor, ya las elecciones habían pasado, y votarla otra vez tendría los mismos resultados; por tanto, de una u otra forma quedaría sin efecto, y sería una nueva Asamblea Legislativa, la que está por comenzar este 1 de mayo, la que, en todo caso, tendría la potestad de impulsar un proyecto de reforma distinto para iniciar desde cero el proceso, y en caso de aprobarse (lo cual era bastante probable por la nueva composición de la Asamblea), esperar al siguiente período legislativo (2015-2018) para intentar la ratificación de esta nueva reforma. Eso habría sido lo justo, lo legal, lo honrado y lo honorable: dos veces había sido sometida a votación la reforma y las dos veces había fallado en conseguir la ratificación.
Pero claro, este grupo de personas no es ni justo, ni transparente, ni honrado ni honorable, y además es impaciente y obsesivo en su persecución y odio, y, por supuesto, no iban a permitir que un detalle tan trivial como que ya se hubiese sometido dos veces a votación la reforma, una reforma nacida de ellos valga decir, impulsada por ellos y votada por ellos (entendiéndose con ello que estaban completamente satisfechos hasta con los puntos y las comas del texto, y que por tanto no justificaba una nueva redacción), entorpecieran su plan de sitio a la comunidad LGBTI. ¿Y qué hicieron? ¿Pues qué hacen las ratas? ¡Una ratada!: una tristemente célebre activista, uno o dos días antes, se reunió con grupos legislativos conservadores (en realidad, retrógrados) y los convenció para que calladamente, hasta bajo las propias narices de los que se llaman "activistas" lgbti en El Salvador (hablo de quienes viven de eso), decía que se reunió con grupos conservadores (en realidad retrógrados), y echaron a andar sus maquinaciones de ratas. Así dijeron: "Mandaremos al archivo (contradiciendo así su primera maquinación) la antigua reforma que no logró ser ratificada, y para no esperar a la próxima asamblea que ya casi entra, le cambiaremos hoy mismo a nuestro antojo, sin consultar ni tan siquiera a quienes sus derechos están en juego, puesto que ellos no valen nada en esto, unas comas y palabras, y la presentaremos como una nueva reforma constitucional (¡constitucional, nada menos, como para ser tratada de esa forma!), haremos que logre, también hoy mismo, un dictamen favorable en la comisión legislativa respectiva, y en la plenaria de mañana mismo (la penúltima de esta legislación: de ahí la prisa) la someteremos a votación con dispensa de trámite, ya que para ello solo se requiere de mayoría simple, y esa ya la tenemos: que se vayan al diablo los intentos de consenso y el pluralismo, después de todo es solo una reformita constitucional, nada más; así, la próxima asamblea que está por instalarse la otra semana, ya no se conformará, como debió haber sido, solo con aprobar la reforma, sino que gracias a esta cruzada inspirada e inspiradora podrá de una sola vez ratificarla si logramos los tres votos que le hará falta para obtener la mayoría calificada". Así hablaron y así hicieron... ¡y lo lograron! Todo de un día para otro: como ratas. No se enteró nadie sino hasta cuando la noticia llegó a los periódicos, y por supuesto, nuestros "activistas" ni siquiera han reaccionado hasta el día de hoy, después de todo "solo es una cuestión de matrimonios, y nadie está pidiendo casarse acá"; claro, porque no tiene que ver nada con la igualdad garantizada por la constitución; solo se quejan: "hay no, otra vez a pasar tres años en capilla ardiente". Bueno, pues en país de ratas a las más osadas les va mejor.
Lo cierto es que esta nueva reforma express, "ratafacturada" en un solo día y aprobada el siguiente con dispensa de trámites y sin consultas civiles, difícilmente logrará ser ratificada por la asamblea entrante, por falta de tres votos. Pero de nuevo, sin dudarlo, nuestros DERECHOS INALIENABLES serán objeto de manipulación mediática y serán usados como arma de desgaste llegado el momento de las elecciones presidenciales para atacar al partido, al único partido, que se opone a la ratificación, y por motivos no tan comprometidos, hay que decirlo: "ya las leyes secundarias lo prohíben lo suficiente", dicen estos. Usados, maldecidos y prohibidos hasta nuevo aviso: para fines prácticos, el efecto de no decir nada, de no alzar la voz contra estos intentos de reformas y ratificaciones constitucionales que llevan como fin prohibirnos nuestros derechos tiene los mismos efectos que alzar la voz, a fin de cuentas ya existe una ley secundaria que especifica que en El Salvador el matrimonio es exclusivo para un hombre "con" una mujer, si lo único que quiere esta gente es agregarle constitucionalmente el "así nacidos", para que no vaya a venir "un operado" a querer casarse, o un casado en otro país a alegar reconocimientos legales acá: hasta ahí llega su odio, su transfobia y su xenofobia. Al parecer, esas triquiñuelas pueden seguirse fraguando ad infinitum en la Asamblea Legislativa, sin importar que a final de cuentas se ratifiquen. La diferencia entre quedarse de brazos cruzados o no, es solo cualitativa, porque todo parece cuesta arriba. Entonces, y puesto que no se trata de ver quién es más rata sino de ser, a diferencia de ellos, honestos, transparentes, honrados, honorables y legales, las preguntas que surgen son: ¿Cuándo vamos a volvernos activos los pasivistas lgbt de El Salvador para marcar la diferencia, legal y humana? ¿Cuándo, hasta cuándo inciaremos la lucha legal contra las leyes secundarias que sí están vigentes y que atropellan nuestro derecho constitucional a la igualdad jurídica? Mientras tanto, el odio anda suelto, y muerde, y urde e invisibiliza, domina oscuramente a los medios y por medio de ellos y de las iglesias inocula sus odios y venenos a los buenos, pero descuidados, ciudadanos y ciudadanas comunes de El Salvador. ¡Hasta cuándo te vas a sacudir estas ratas, El Salvador!

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