Cuando no se quieren individualizar las culpas, que son tantas, y para que no se reconozca que es un problema sistémico, entonces, sencillo: se colectivizan para que adquieran una calidad de Martirio Colectivo. Cortina de humo. Afán de sufridores. Pequeñez de espíritus. De nuevo: arrogancia y soberbia de los "pobres perseguidos", y en buen salvadoreño: darle vuelta a la tortilla. Leer la nota aquí.
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